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Parte 2: La Avaricia.

Plataforma vibratoria y Caracol

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¿Qué tienen en común la baba de caracol y las plataformas vibratorias? Y ¿por qué no podemos empezar una publicación hablando de Pilates en lugar del sexo de los ángeles?

Bien, empezaremos por la segunda pregunta. Querido lector impaciente, si después del gran éxito Parte 1: La ignorancia sigues leyendo la parte 2 doy por hecho que serás capaz de leer entre líneas. O eso o que vas a tragarte cualquier cosa que escriba, así que vamos por los moluscos gasterópodos.

Seguro que lo recuerdas, hará como unos 10 años, de repente en todos los anuncios de cosméticos hablaban de la baba de caracol y no había caja de crema en la que no saliese uno bien gordo meneando las antenitas. Pero ¿Por qué le dio por ahí a toda la industria cosmética? Pues porque no hacía mucho habían empezado a comercializarse las primeras cremas con baba de caracol y parecía que daban muy buenos resultados. Tras lo cuál, la mayoría del resto de marcas:

a) Empezaron a invertir en criaderos de caracoles para obtener buenos ejemplares y refinaron las complejas y delicadas técnicas de extracción de la baba para ofrecer unas cremas equivalentes.

b) Se leyeron la legislación para saber el mínimo que tenían que añadir al tanque de 10 toneladas de la crema de siempre para poder poner en la caja “con baba de caracol” y poder venderla en el Mercadona a 2 euros con 99.

Cada uno que piense lo que quiera.

Las plataformas vibratorias tienen una historia parecida (y con esto empezamos a responder a la primera pregunta). En este caso, la técnica nació a partir de aburridísimos estudios científicos con títulos como "Influence of cycloid vibration massage on trunk flexion" que demostraban la eficacia de este tipo de entrenamiento. A partir de ahí empezaron a comercializarse las maquinitas. Había unas, que eran las que se seguirían usando en los estudios científicos, que pesaban unas cuantas arrobas y costaban por encima de los 10.000 euros. Y había otras que las anunciaban en la teletienda después del abdominaizer 2000, que costaban 300 euros y que hasta te regalaban unos calcetines antideslizantes y una bolsa de agua caliente.

Resumiendo (que esto se empieza a alargar más de lo que el usuario medio de Facebook suele leer de una sentada). Partiendo de unos productos buenos, La Avaricia de algunos hace aparecer sucedáneos de mucha menor calidad que, como pueden ofrecerse a mucho menor precio, acaban inundando el mercado. Con lo que los consumidores/usuarios se encuentran totalmente perdidos ya que ni se encuentran con los resultados prometidos ni saben que en realidad sí que funciona, pero que les están dando gato por liebre. Pero que van a hacer los pobres, si es que todos los productos se publicitan como los auténticos, los originales y los más eficaces. E incluso algunos aseguran que mejoran el original como por ejemplo la baba exclusivamente extraída de caracoles con la pelvis neutra o las plataformas vibratorias rocker que se balancean como una cuna mientras vibran.

Todo por la pasta.